Pablo Gonzalo

Si uno piensa en Málaga le vienen a la cabeza rápidamente el mar, el afable carácter de sus habitantes, el ocio, Picasso, Antonio Banderas… Y El Pimpi. Uno de los lugares más famosos de la ciudad, que dese 1971, lleva siendo un referente gastronómico. Son tantas las personalidades que han pasado por el Pimpi que tardaríamos menos en hacer una lista de quien no lo ha visitado en sus más de 40 años de historia. Si queremos conocer bien este templo del ocio y sus innumerables salas, estancias y terrazas necesitaremos más de una visita para poder hacerlo. Bendito problema.
Hoy conocemos algo más a Pablo Gonzalo, que desde hace unos años asume la gerencia de esta mítica empresa, aportando con maestría al negocio juventud y renovación, dándole un enfoque adaptado a los tiempos sin perder un milímetro del encanto de siempre. En definitiva una extensión de la ciudad dentro de un recinto que siempre que servidor visita Málaga, que es por suerte varias veces al año, se encuentra entre esos lugares donde uno se siente como en casa, ir a El Pimpi es volver a casa.

Esa mezcla que enamora: castizo y cosmopolita, antiguo y moderno, turistas y malagueños.

¿Qué supone regentar un negocio con tanta historia y un referente de tal magnitud de la ciudad?

Una gran responsabilidad, el Pimpi es algo más que un restaurante, es toda una institución en la ciudad y es querido por los malagueños y foráneos.

¿Cómo ha sido tu trayectoria profesional?

Mi vinculación con la empresa comienza con 18 años trabajando los fines de semana como camarero, con el paso del tiempo mi responsabilidad va creciendo y me convierto en gerente de la empresa con 21 años.

¿Cómo se ha conseguido adaptar un negocio como El Pimpi a la demanda y época actual?

La apuesta por la calidad tanto en el producto como en el servicio son la base de este proyecto, unido a un gran trabajo de marketing que hace participe del día a día de la empresa a nuestros seguidores en redes sociales.

¿Cómo es un día en la jornada de Pablo Gonzalo?

En un negocio como el Pimpi la exigencia horaria está en el orden del día, la jornada laboral arranca desde bien temprano y la agradable terraza de calle Alcazabilla se convierte en mi despacho para atender las necesidades de la empresa; la hora de fin de la jornada ya es más difícil de marcar.

Si tuvieras que ejercer de guía turístico y de ocio en Málaga ¿Cuál sería el fin de semana perfecto?

No estaría mal comenzar con un desayuno en los Baños del Carmen con la bahía de Málaga de fondo, una ruta por la Málaga de los museos, aunque esto quizá nos podría llevar varios días. Saliendo del Museo Picasso es recomendable una parada en el Rincón de los Pintores de el Pimpi tomando una cerveza Victoria bien fría y unas tapas, después bajaría dando un paseo por la calle Larios, siempre sin dejar de visitar antes a los amigos de la tienda Silbon de calle Santa Lucia y ver las novedades con las que nos sorprenden cada semana. Ya metido en la noche una velada flamenca con Encarni Navarro acompañada de una buena cena y un buen coctel en el palomar de Picasso de El Pimpi y ya de madrugada unas copas con los amigos en la sala Theatro y en la sala Gold.

¿Cómo valoras la oferta de ocio de la ciudad?

Una oferta variada, divertida y en auge que cada día añade más oferta y variedad, unido al carácter cercano y divertido de los malagueños, que sin duda, supone una buena combinación.

¿Qué importancia tiene la imagen en tu trabajo? ¿Prestas mucha atención a tu forma de vestir?

En mi trabajo la imagen es muy importante, el estar siempre de cara al público hace que le dedique tiempo y atención a mi forma de vestir a diario.

¿Como valoras la irrupción de Silbon y su estilo en Málaga?

Una agradable sorpresa en una ciudad que carecía de variedad y calidad en la oferta de moda masculina y un estilo que rápidamente ha calado en la misma y crece a un ritmo desorbitado.

¿Cómo conociste la firma?

Hace ya unos años de compras en Sevilla tuve primera toma de contacto con la marca, y ya desde entonces me hice fiel cliente de ella.